Yo también te lloré, Caballo!

Quiero confesarte que tú partida física ha sido la tercera que más he sentido y llorado en mi vida, sólo la muerte de mi hijo Wilner y de mi padre Alejando, superan estos momentos de inmensa tristeza. No pude cumplir con tu deseo de “no querer llantos ni jolgorio en tu velorio, porque muchas lágrimas he derramado.
Bailé como lo querías “que en tu velorio los hombres bailen y las mujeres beban”, pero también quiero confesarte que me pesaban los pies y todo el cuerpo, la tristeza se sobrepuso y arropó la alegría con la que siempre tu música, yo bailaba.
Sí puedes estar seguro, que en mi casa, en mi vehículo y en otros lugares seguiré escuchando y bailando con tu alegría la Agarradera, El Pingüino, Amoríos, El Tabaco, Cuando Yo Muera, El Lechón, Los Algodones, La Empaliza  y ………………….
Que Dios te tenga en su gloria, admirado Johnny!

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